Tamaño: 25,5 x 40 cm
Número de páginas: 20

$ 20.000

CADÁVERES INDISCIPLINADOS
José Alejandro Restrepo

Cadáveres indisciplinados es un ensayo visual con la más reciente investigación del artista José Alejandro Restrepo. La escritura ensayística es asumida en este texto como un laboratorio de experimentación y de montajes que posibilita abordar críticamente fuentes teóricas, literarias, periodísticas e, incluso, historias locales. En esta ocasión, son los cadáveres, esos que no descansan en paz, los encargados de invitar al lector a tener una experiencia de las tensiones de nuestro presente. Cajón de sastre le apostó a la producción de 10.000 ejemplares en forma de periódico que circularon, gracias a una alianza con Arteria, por las principales ciudades de Colombia.

Perinde ac cadáver, disciplinado como un cadáver, es una frase que se le atribuye a San Ignacio de Loyola a mediados del siglo XVI. En 1961, con la misma frase se defendió el teniente coronel de la SS, Adolf Eichmann, durante el juicio que se le hizo en Jerusalén. Argumentó el oficial que el genocidio judío fue producto simple y llano de obedecer órdenes superiores.* Disciplinado como un cadáver quiere decir: yo obedezco a mis superiores ciegamente, calladamente. En términos milicianos se habla de obediencia debida o actos de servicio, asuntos que no se cuestionan; son una orden y las órdenes se cumplen. Punto.

Paradójicamente, no hay nada menos disciplinado que un cadáver. La indisciplina es lo propio de muchos cadáveres egregios. Los cadáveres se inhuman, se exhuman, se vuelven a inhumar, se vuelven a exhumar, son objeto de todo tipo de tráfico, de comercio legal e ilegal, son objeto de culto, de fetichismo y de magia. También son un botín político. Ampararse del cuerpo y/o ocultarlo es un asunto de Estado. El muerto no es dueño de su cadáver. Cuerpos inertes que, sin embargo, nunca están quietos, se desplazan incesantemente, van y vienen, a veces poseen el don de la ubicuidad. Algunos tienen una costumbre bastante enojosa: aparecer en forma de fantasmas y revelar grandes verdades. Si bien es cierto que los muertos no dejan en paz a los vivos, habría que decir que los vivos tampoco dejan en paz a los muertos.

* En: Hannah Arendt. (1999). Eichmann en Jerusalén. Barcelona: Editorial Lumen. P. 199.

[José Alejandro Restrepo]

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